Partid los días del año
entre las que ahí encontráis.
Uno para enamorarlas,
otro para conseguirlas,
otro para conseguirlas,
otro para abandonarlas,
dos para sustituirlas
y una hora para olvidarlas.
Siguiendo
con la memoria a los clásicos que ha emprendido este blog, y también
con la lectura y recomendación de obras de teatro, no puedo dejar pasar
la ocasión de reseñar y hablar de uno de los que más famosos son. Y es
que el personaje de Don Juan está bien anclado en el imaginario
colectivo. Pero este personaje tiene un origen y una historia, y vamos a
recordarlo. La versión que yo he leído es impresa, pero casi seguro que
está en formato digital está a precio mínimo.
SINOPSIS
Don
Juan Tenorio es un joven sevillano con una fama de pendenciero muy
grande y muy bien ganada. Don Luis Mejía es otro caballero con fama
parecida. Ambos hicieron una apuesta, en la que convinieron engrandecer
su fama realizando fechorías, y pasado el plazo de la apuesta, se reúnen
para comparar quién ha realizado las peores obras. Ganando don Juan
Tenorio, y enredándose en nuevas palabras, quedan Don Luis y Don Juan en
una nueva apuesta, en la que Tenorio dice que podrá seducir en pocos
días a las únicas damas que le quedan por seducir: a una que esté a
punto de casarse, que además será la futura esposa de Don Luis, y a una
novicia. Don Luis no lo cree capaz, y ambos apuestan su vida.
AUTOR
José
Zorrilla (1817-1893) nació en Valladolid y fue un poeta y dramaturgo
español. Estudió Derecho en la Universidad de Toledo pero, su mal hacer
como estudiante, hizo que lo enviaran de vuelta a Valladolid a continuar
sus estudios.
Sus
estudios eran impuestos y lo que a él de verdad le gustaba (entre otras
cosas) era la literatura. Su padre, desesperado y perdida la fe en que
podría ponerlo a estudiar, terminó por mandarlo a las viñas a Lerma.
Pero a mitad de camino, José Zorrilla se escapó a Madrid y empezó con su
carrera literaria, frecuentando ambientes artísticos de la ciudad.
Dibujó, escribió poesía y teatro y pudo ver sus obras representadas en
el teatro.
Tuvo una vida bastante curiosa y con más anécdotas, que animo a quien tenga curiosidad a leerlas por ejemplo, aquí.
MI OPINIÓN
Como
he comentado antes, Don Juan Tenorio está muy instalado en el
imaginario colectivo, tanto que nadie duda en saber a qué nos referimos
cuando catalogamos a alguien de "Don Juan". Todos sabemos el
significado, aunque no todos conozcan la historia o al personaje.
Su
fama es sobre todo debida a sus seducciones, aunque Juan Tenorio comete
toda clase de atrocidades. No rehuye a un duelo, no dice que no a una
afrenta, burla a la justicia, deshonra a quién puede, y se intuye
también que tiene algo de jugador (se ve por sus apuestas, y por alguna
referencia más en la obra). Sin embargo, y a pesar de parecer tan ruín,
no deja de caernos simpático el personaje durante toda la obra. Sus
bravuconadas no dejan de ganarse la simpatía del lector y, aunque su
propio padre reniega de él y casi todos no dudan en decir que parece que
el mismo Satanás le procura suerte y le inspira sus actos, don Juan no
es ese personaje al que odiar.
Escrita
en verso, no queda más que quitarse el sombrero ante la habilidad de
José Zorrilla para contar con gracia y con acierto esta historia, que
por su formato, se hace muy fácil, ligera y entretenida de leer.
Dividida en dos partes diferenciadas, la primera, que trata sobre el
tema de la apuesta de Don Juan y Don Luís, y la segunda que muestra las
cosas unos años después, cada parte está dividida en actos, que se leen
sin pensar. He de confesar que no he visto la obra de teatro ni ninguna
película (si es que hay, que seguro que alguna habrá), pero que me ha
llamado mucho la atención y buscaré si hay alguna, en cuanto termine
esta reseña.
Mucha
de la fuerza de Don Juan está perdida hoy en día, pero hay que pensar
en la época en la que fue escrita y en cómo pudo tomársela el público.
Esta obra toca directamente la moral del espectador de aquellos años,
pues aunque ahora apenas nos sorprende nada, Don Juan era entonces
alguien que atentaba contra toda moral establecida. No sólo era entonces
un pendenciero gracioso, como podríamos verlo hoy día, sino alguien que
no tenía pudor por nada ni ante nadie. El tema sexual que tanto tabú ha
venido arrastrando desde siempre, tuvo que ser algo amoral entonces, un
caballero que no dudaba en congraciarse en que manchaba el honor de
cualquier dama que se le antojase. Y además, "con la Iglesia hemos
topado", pues no sólo se atreve Don Juan con cualquier doncella, sino
que su últma apuesta va sobre una mujer que se está pronta a casarse y,
sobre todo y más escandaloso aún, también pretende seducir a una
novicia, a una monja.
Habría
que haber vivido entonces y haber asistido a la primera representación
para saber el revuelo que pudiera causar el atrevimiento de la obra. Sin
embargo, si pasó la censura (que imagino que tuvo que pasar), es porque
no llega al exceso y seguro que el final (que no voy a sacar aquí a la
luz) ayudó en algo. Pues también tiene su moraleja cristiana y realza el
amor al fin y al cabo.
Para
mí ha sido un lujo el que la excusa de escribir una reseña sobre un
clásico, me haya hecho disfrutar de una gran obra que no conocía más que
de oídas y espero repetir pronto con otro clásico a ver si hay la misma
suerte. No es para nada aburrido leer teatro, y no es para nada
aburrido leer un clásico. A ver si os animáis quienes no lo hayáis
hecho.
Una entrada fabulosa.
ResponderEliminarEl personaje de Don Juan es propio de la cultura. Desde siempre ha existido y se reencarna de forma periódica en galanes en la literatura y el cine, pero como el de Zorrilla, ninguno.
Besos
Muchas gracias =)
EliminarA mí me encantó esta obra de teatro. Fue todo un acierto ponerme con ella, y eso que tenía algunas dudas sobre si no sería una pequeña decepción o si no me aportaría más de lo que ya sabía de la historia. Pero mereció totalmente la pena.
Besos