martes, 26 de enero de 2016

Por trece razones, de Jay Asher

Imposible. Porque aunque mis piernas hayan dejado de correr, mi mente continúa en marcha. Me deslizo hacia abajo apoyado contra el cristal frío, con las rodillas dobladas, intentando con todas mis fuerzas contener las lágrimas.


Portada del libro "Por trece razones", de Jay Asher
Editorial: Ediciones Ámbar

Fecha de publicación: 2009

Páginas: 224

ISBN: 9788493678449

Precio: 14€



SINOPSIS
Clay Jensen encuentra un día al llegar a casa una caja con su nombre que contiene siete cintas de audio. Tras escuchar la primera, se da cuenta de que son grabaciones de una compañera de instituto que se suicidó y que en ellas relata cómo varias personas han tenido relación con su suicidio. Todas esas personas recibirán las cintas así que, si Clay las está escuchando, es porque también tiene su parte en la historia.


Mientras trabajaba como empleado en una librería, Jay Asher decidió escribir esta novela después de la visita que hizo a un museo, donde se sorprendió, mientras escuchaba el audio-tour, del sonido de la voz de una mujer que describía exactamente lo que estaba viendo sin estar allí. El autor vive en la costa de California y Por trece razones es su primera novela.


TRAS LA LECTURA
Empecé Por trece razones sin saber bien qué libro leer, y casi con el pensamiento de hojear las primeras palabras y dejar el resto para más adelante mientras empezaba alguna antología de relatos y, quizás, leerlo entre descansos de los relatos. No he podido. Lo empecé una noche y lo dejé porque no me aguantaban los ojos abiertos por el cansancio, pero el día siguiente no pude hacer otra cosa que leerlo a cada oportunidad que tenía hasta terminarlo.

No es el mejor libro que he leído, pero sí es uno de los que no te dejan apenas levantar la cabeza. Quieres saber más y más. No es una historia bonita, es imposible que lo sea tratando de lo que trata (aunque haya sitio para un mensaje de esperanza al final). Por momentos es dura, quizás demasiado (por suerte tiene el buen gusto de no pasarse en descripciones crudas). Y a pesar de eso quieres leer más y más.

La personalidad de Hannah, la protagonista, queda algo indefinida. Hay algún momento en que me ha parecido que tenía un punto de maldad, queriendo hacer que las personas implicadas escucharan las cintas para que se sintieran peor, incluso arrastrarlas con ella. Pero finalmente, conforme la lectura avanza me ha quedado la impresión de que más bien intenta aleccionar, decir a todos que cualquier acción u omisión de acción puede ser crucial en la vida de una persona. De hecho, es lo que el libro pretende con el lector. 
En cuanto a los otros personajes, están algo estereotipados, no tienen gran evolución, y hacen lo que se espera de ellos desde el principio. Quizás tiene algo de más profundidad el chico que recibe las cintas pero, por su actitud y comentarios, podemos intuir la influencia que tuvo en el desenlace.

En un efecto mariposa o bola de nieve, como lo llama la protagonista, se nos intenta abrir los ojos a la vez que se cuenta una historia en la que todo está entrelazado. Una broma no dolería tanto si anteriormente no hubiera pasado otra previa, o un comentario sería gracioso si no estuviese precedido por una acción de otra persona que hiere. Todo acumula. ¿Quién es culpable de que Hannah se suicide? ¿Todos? ¿Nadie? El efecto causa-consecuencia no sólo se da en lo que respecta a su malogrado final, sino también en otros capítulos (beber-conducir, ser testigo de una agresión-callar).

Por trece razones presenta también un retrato social de la juventud en la época del instituto. Está americanizado, ya que es allí donde se ambienta la historia, pero hay muchas cosas extrapolables a cualquier lugar. Hay mucho sobre lo que debatir (la educación que damos, la presión a la que son sometidos los adolescentes, los mecanismos para detectar y evitar el acoso escolar, el machismo que aún sufrimos y está demasiado normalizado, la utilidad del orientador escolar...), y en el libro no siempre se profundiza, a veces se deja el debate abierto. Se presenta la realidad deficiente en muchos de estos aspectos, y se insinúa que todo influye para un final infeliz, pero nos toca a nosotros, igual que hacen algunos de los personajes, decidir en qué medida tiene importancia una cosa u otra.

Es un libro duro, pero creo que necesario. Nos lanza el bullying (acoso escolar) a la cara y nos pone de manifiesto que todos somos responsables en mayor o menor medida, que tendemos a mirar a otro lado y que estas cosas, no son cosas de niños que deben resolver ellos. Sobre todo me parece un libro útil para las generaciones adolescentes, porque lo verán muy cercano, porque se darán cuenta de que no están solos, de que no son tan raros, y también de que no deben dejar estarlo a los demás. Pero también es buena lectura para los adultos, como una forma de acercarse a la generación posterior y reflexionar en cómo detectar y cambiar lo que no funciona.

Sólo puedo recomendar la lectura de un libro que me ha tenido atrapado hasta llegar a su final, y me ha hecho pensar más allá de la última página. La única pena es que haya pasado más bien desapercibido por España.

martes, 19 de enero de 2016

Allegretto, de Borja Yagüe

Te podría contar mil anécdotas con un solo denominador común: al final siempre nos besábamos.

Portada del cómic "Allegretto", de Borja Yagüe
Editorial: Ediciones Babylon

Fecha de publicación: 2011

Páginas: 72

ISBN: 978-84-938300-7-6 

Precio: 8,95€ paper-book / 2,95€ ebook



SINOPSIS
Santi está pasando una situación muy difícil. En el velatorio del amor de su vida, no encuentra con quién hablar para desahogarse y, desesperado, comienza a llamar por teléfono a todos los números que encuentra para ver si alguien lo escucha. Finalmente, parece dar con una chica que, interesada por su historia, lo anima a que se la cuente.


AUTOR
Borja Yagüe es animador y Licenciado en Historia del Arte. A los cinco años hizo un dibujo de Mortadelo y desde entonces no ha podido soltar el lápiz. Trabajó para el Estudio Monigotes en 2004 y en 2009 publicó el cómic didáctico Mario y Dushala: Crononautas del Milenio. Allegretto, publicado por Ediciones Babylon, es su primera incursión como autor.


TRAS LA LECTURA
Compré este cómic en formato digital animado por la oferta de Enero de Babylon, que lo dejaba a poco más de un euro. Hace tiempo que no leía cómics y me llamaban la atención algunos de los de esta editorial, a la que tengo entre mis favoritas por los libros que he leído de ella.

Tras la compra, pude comprobar que el formato es PDF. En un principio me desanimó, pues mi ereader no se lleva muy bien con este formato (creo que casi ningún ereader). En Amazon vi un formato que por lo que investigué te enseñaba viñeta a viñeta. Es el que esperaba y el que veo más adecuado a día de hoy para la tecnología que hay. Sin embargo, con la compra ya hecha, pensé en mi tablet. No me gusta nada leer en este dispositivo, pero con sus 10.1 pulgadas era la mejor opción para el tipo de archivo que tenía. Ha sido una decisión acertada. He visto los dibujos en muy buen tamaño y no se me ha hecho pesada la lectura ni se me ha cansado la vista.

De todas formas, pienso que lo ideal para el cómic sigue siendo el papel, pero esta experiencia ha sido interesante y la repetiré con otro título de la misma editorial.

Formatos aparte, Allegretto me ha sorprendido gratamente. El estilo de dibujo es muy limpio y me resulta simpático. Los elementos quedan muy bien en la viñeta que no están excesivamente recargadas y consigue situarte en escena. En algún momento me ha parecido notar influencias de los antiguos cómics europeos que leía en mi infancia. El estilo me ha recordado algo al de Lucky Luke, salvando las distancias, ya que cada cómic tiene su propio aire distintivo en los dibujos.

En cuanto a la historia, sin duda te deja un buen sabor de boca al terminar. Y eso a pesar de los "peros", que los he encontrado. Creo que el cómic necesitaría de algo de más desarrollo, de ahondar más en la relación de la protagonista femenina con la música, de sus motivaciones por componer y de por qué ese amor que siente por ella. Cómo no, también el por qué de su decisión, que no queda muy clara. Silvia se define como un personaje extravagante, pero terriblemente entrañable y con una energía muy positiva. Por eso sorprende su última decisión.

En cuanto a Santi, queda algo desdibujado y falto de personalidad. Como ese protagonista que simplemente pasaba por allí y la historia lo cogió de la mano y lo arrastró sin que él influyera de ningún modo y sin que la historia hubiera sido otra si en vez de Santi, el personaje fuese otro. Esto se entiende por Silvia, claro, que es el motor principal y gracias a la que perdonamos que apenas haya más personajes que ella misma. Es la que da alma y sentido a lo que se cuenta. Puede que Santi no pegue con ella, que parezca demasiado soso, que incluso no parezca mostrar una gran alegría o una gran tristeza cuando le toca, pero da igual porque las apariciones de Silvia lo compensan.

Me faltan un poquito más de música, de sentir lo que es a través de Silvia. Al principio me pareció un poco cogida con pinzas la excusa y la forma en la que se nos empieza a contar toda la historia, pero ésta es bonita por momentos, que de alguna manera nos mantiene enganchados a querer saber más. Tras el final de la lectura, ya no me parece tan ligera la excusa y pude empatizar más con el dolor del Santi y su necesidad de desahogarse.

¿Recomiendo la lectura? Bien es cierto que he encontrado algunos peros, aunque también lo es que mi sensación final tras la lectura es positiva. Incluso pienso que debería ser un cómic más extenso, quedan ganas de haber sabido más cosas, haber profundizado más en otras y, sobre todo, de haber pasado más tiempo conociendo a ese gran personaje que es Silvia.

lunes, 11 de enero de 2016

La chica mecánica, de Paolo Bacigalupi

Kanya se siente inexplicablemente azorada por haber lastimado los sentimientos de la muchacha, pero reprime la punzada de culpa. Es un simple neoser. Imita las características de la humanidad, pero solo es un experimento peligroso al que se le ha permitido llegar demasiado lejos. 


Portada del libro "La chica mecánica", de Paolo Bacigalupi

Editorial: DeBolsillo

Fecha de publicación: 2012

Páginas: 544

ISBN: 978-8499895284 

Precio: 9,5€ paper-book / 6,5€ ebook



SINOPSIS
En el siglo XXII, el mundo está en manos de las grandes corporaciones que controlan genéticamente la agricultura. Una parte de Tailandia resiste a estas empresas gracias a su propio banco de semillas resistente a las plagas. Un agente infiltrado por una gran empresa está tras la pista del secreto de Tailandia. Mientras tanto, Emiko, una chica mecánica creada artificialmente, intenta sobrevivir en una sociedad que la repudia y la considera a la altura de los animales.


AUTOR
Paolo Bacigalupi es un escritor estadounidense, como tantos otros, cosechó fracasos al intentar vender sus novelas. Tras pensar que el esfuerzo no le merecía la pena, se dedicó al formato de los relatos, con los que alcanzó fama y reconocimiento. Tras el éxito, decidió volver a intentarlo con una nueva novela y, gracias a una pequeña editorial, La chica mecánica vio la luz y se convirtió en un éxito de ventas, llevándose numerosos galardones.
Otras de sus publicaciones son El cementerio de los barcos (Plaza & Janés, 2012), Pump Six and Other Stories y The Alchemist


TRAS LA LECTURA
Tenía la intención de intercalar los capítulos de este libro con alguna antología de relatos. Es algo que he hecho otras veces y me ha gustado. Hay veces que tienes más tiempo y puedes centrarte en la novela, y otras puedes leer un pequeño relato y no hay por qué dejar un capítulo a mitad. Cuento esto porque, con La chica mecánica no he podido hacerlo. La historia me ha atrapado tanto que me habría sido imposible centrarme en otra cosa que no fuese saber más sobre este libro.

Y a pesar de que engancha, La chica mecánica no es una lectura fácil. Es una de esas a fuego lento, de las que hay que darles su tiempo y perdonarles un principio quizás demasiado lento y difícil para lo que estamos acostumbrados últimamente. La inmersión en el mundo que presenta no se hace poco a poco, sino que es una zambullida repentina en la que tenemos que bracear poco a poco hasta encontrar los apoyos. Hay una serie de palabras en otro idioma y de términos inventados por el autor, de los que no tenemos ninguna nota a pie de página y sólo dependemos del contexto para saber o intuir su significado. Es algo que irrita al primer encuentro, pero que se agradece conforme seguimos. Las notas a pie de página habrían sido demasiadas y romperían el ritmo de la lectura.

Una vez que nos hemos hecho con el entorno sociocultural donde sucede la historia, con las palabras usadas, y con una imagen mental de esa Tailandia futurista, todo queda en manos de los personajes, que nos guiarán a través de las páginas dando cada uno su visión y creando un cuadro tan completo y complejo que da vértigo de lo real que se muestra.

Cada capítulo se centra en un personaje o un grupo de ellos. Son casi personas, más que personajes, ya que su complejidad es asombrosa. No se pueden encasillar demasiado, no actúan según unos principios inamovibles, sino que fluctúan según la situación y, al igual que cualquiera podríamos hacer, reaccionan a los cambios y amoldan sus necesidades a su supervivencia.

La forma de narrar del autor, a pesar de las palabras extrañas que podemos encontrar, es sencilla y directa, pero muy cuidada. Es una prosa más efectiva que detallista, pero que consigue situarnos en las escenas que describe y realiza unos diálogos que definen personajes y fluyen con normalidad. Es una prosa cruda y dura cuando toca serlo, y algo más delicada cuando la situación lo requiere.

La historia en sí, no está centrada en esa chica mecánica que da título al libro y que es un personaje más, sino que es más bien la historia del lugar donde pasa todo, de sus cambios sociopolíticos y los agentes que los provocan. Muestra un futuro en el que las modificaciones genéticas están a la orden del día y donde las grandes empresas han sabido manipular y aprovecharse de la situación creando plagas que afectan a cultivos y semillas que los resisten y de las que tienen exclusividad. Son las corporaciones las que manejan a los gobiernos, ya que manejan el sustento de la población. No es algo que suene muy lejano, y por eso es más fácil creerse la distopía y meterse en ella con el temor de que sea realidad en un futuro no muy lejano.

¿Lo recomiendo? Si has leído hasta aquí, tendrás claro que sí. Este libro ganó todos los premios posibles (Hugo, Nebula, Locus...) y no fue por casualidad. Si le das una oportunidad, y no te dejas vencer por las primeras páginas, algo más difíciles y pesadas, seguro que te atrapa y ya ni te suelta ni puedes soltarlo hasta ver la última página.