viernes, 30 de marzo de 2018

El duelo y la fiesta, de Jenn Díaz

Candela perdió el interés. Un día se despertó y supo que ya no tenía curiosidad por lo que nadie pudiera contarle.


Portada del libro "El duelo y la fiesta", de Jenn Díaz

Editorial: Principal de los libros

Fecha de publicación: 2012

Nº páginas: 160

ISBN: 9788493897871

Precio: 17€




¿QUIÉN LO ESCRIBE?
Jenn Díaz es una escritora española, colaboradora en revistas como Jot Down, Granite & Rainbow y el blog «Mujeres» de El País. Ha publicado varias novelas, tanto en castellano como en catalán. Algunas de ellas son Belfondo (2011), El duelo y la fiesta (2012), Es un decir (2014) y Mare i filla (2015)


¿DE QUÉ VA?
Un joven sacerdote es enviado a casa de la poetisa Blanca Valente para asistirla en sus últimas horas. Allí se irá encontrando con diversos personajes como la criada de la casa, un profesor y su alumna, o los hijos de la moribunda; y se nos irán desgranando sus dispares historias.


¿QUÉ ME HA PARECIDO?
Me acerco a este libro buscando más historias de la autora tras leer Mujer sin hijo, que me dejó muy buen sabor de boca. Y puedo decir que cuando termine de escribir esta reseña buscaré y compraré más libros suyos.

Si tuviera que destacar algo de esta obra, quizás me quedaría con el ambiente que se crea ya desde la narración. Una atmósfera a pueblo, a gente humilde, a manías sencillas y gestos que hablan. La ambientación está totalmente conseguida en el tono narrativo, que describe lo que hacen y cómo piensan los personajes de forma transparente para el lector, casi como si pudiéramos leer sus mentes y su forma de hablar. Esto hace que nos empapemos más de ese ambiente rural.

A menudo que vamos cogiendo de la mano a un personaje u a otro, según nos colamos en su intimidad, también conocemos esos problemas que se quieren hacer pequeños de cara afuera pero que son enormes para sus protagonistas, que marcan sus vidas y comportamientos. Sin embargo, esa forma de vivirlos en soledad (o en familia) y querer aparentar normalidad hacia los demás hace que la voz interior de los protagonistas sea tan rica como la complejidad de sus sentimientos.

Quizás es de Blanca Valente, casi la protagonista más principal aunque sin terminar de serlo, de la que menos conocemos durante todo el libro y cuya muerte hace de detonante para esta historia. Poco a poco veremos relacionarse a personajes que parecían no tener nada en común pero que buscan unos en otros los trozos que les faltan, el parche o la tirita que tape heridas de sus pasados. Es de admirar cómo Jenn Díaz construye sus personalidades, sus acercamientos y recelos. Cómo, en definitiva, se maneja con soltura al describir las relaciones interpersonales de un pequeño grupo lleno de secretos y vivencias más o menos ocultas y que hacen sus vidas más difíciles de lo que parecen a vista de pájaro.

Si antes destacaba la atmósfera rural, hay que mencionar también la radiografía de las relaciones materno/paterno-filiales que se dibujan en la narración. Es curioso que aparecen hermanos pero es el vínculo de los hijos con sus progenitores lo que destaca, se une, se rompe, se pone en duda y se fortalece entre los personajes. Lo que crea sus dolores y alegrías, y moldea sus comportamientos. Y es que es la familia más próxima (esa que forma "el hogar"), la que determina mucho de la forma en que somos, y la autora lo ha sabido ver y plasmar.

En cuanto al final, es cierto que me lo he visto venir, pero no es menos cierto que hay algunas trampas sueltas que me han hecho dudar y abrir las posibilidades a más de una. Y lo cierto es que, está todo tan bien escrito y es tan inmersivo, cada historia genera interés y eso hace que, sea cual sea el final (y es muy bueno, con la suficiente clase como para insinuar y sin embargo dejar todo claro, sin tener que explicitar), realmente nos de lo mismo, pues lo que queremos es seguir leyendo un poco más.

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