lunes, 11 de enero de 2016

La chica mecánica, de Paolo Bacigalupi

Kanya se siente inexplicablemente azorada por haber lastimado los sentimientos de la muchacha, pero reprime la punzada de culpa. Es un simple neoser. Imita las características de la humanidad, pero solo es un experimento peligroso al que se le ha permitido llegar demasiado lejos. 


Portada del libro "La chica mecánica", de Paolo Bacigalupi

Editorial: DeBolsillo

Fecha de publicación: 2012

Páginas: 544

ISBN: 978-8499895284 

Precio: 9,5€ paper-book / 6,5€ ebook



SINOPSIS
En el siglo XXII, el mundo está en manos de las grandes corporaciones que controlan genéticamente la agricultura. Una parte de Tailandia resiste a estas empresas gracias a su propio banco de semillas resistente a las plagas. Un agente infiltrado por una gran empresa está tras la pista del secreto de Tailandia. Mientras tanto, Emiko, una chica mecánica creada artificialmente, intenta sobrevivir en una sociedad que la repudia y la considera a la altura de los animales.


AUTOR
Paolo Bacigalupi es un escritor estadounidense, como tantos otros, cosechó fracasos al intentar vender sus novelas. Tras pensar que el esfuerzo no le merecía la pena, se dedicó al formato de los relatos, con los que alcanzó fama y reconocimiento. Tras el éxito, decidió volver a intentarlo con una nueva novela y, gracias a una pequeña editorial, La chica mecánica vio la luz y se convirtió en un éxito de ventas, llevándose numerosos galardones.
Otras de sus publicaciones son El cementerio de los barcos (Plaza & Janés, 2012), Pump Six and Other Stories y The Alchemist


TRAS LA LECTURA
Tenía la intención de intercalar los capítulos de este libro con alguna antología de relatos. Es algo que he hecho otras veces y me ha gustado. Hay veces que tienes más tiempo y puedes centrarte en la novela, y otras puedes leer un pequeño relato y no hay por qué dejar un capítulo a mitad. Cuento esto porque, con La chica mecánica no he podido hacerlo. La historia me ha atrapado tanto que me habría sido imposible centrarme en otra cosa que no fuese saber más sobre este libro.

Y a pesar de que engancha, La chica mecánica no es una lectura fácil. Es una de esas a fuego lento, de las que hay que darles su tiempo y perdonarles un principio quizás demasiado lento y difícil para lo que estamos acostumbrados últimamente. La inmersión en el mundo que presenta no se hace poco a poco, sino que es una zambullida repentina en la que tenemos que bracear poco a poco hasta encontrar los apoyos. Hay una serie de palabras en otro idioma y de términos inventados por el autor, de los que no tenemos ninguna nota a pie de página y sólo dependemos del contexto para saber o intuir su significado. Es algo que irrita al primer encuentro, pero que se agradece conforme seguimos. Las notas a pie de página habrían sido demasiadas y romperían el ritmo de la lectura.

Una vez que nos hemos hecho con el entorno sociocultural donde sucede la historia, con las palabras usadas, y con una imagen mental de esa Tailandia futurista, todo queda en manos de los personajes, que nos guiarán a través de las páginas dando cada uno su visión y creando un cuadro tan completo y complejo que da vértigo de lo real que se muestra.

Cada capítulo se centra en un personaje o un grupo de ellos. Son casi personas, más que personajes, ya que su complejidad es asombrosa. No se pueden encasillar demasiado, no actúan según unos principios inamovibles, sino que fluctúan según la situación y, al igual que cualquiera podríamos hacer, reaccionan a los cambios y amoldan sus necesidades a su supervivencia.

La forma de narrar del autor, a pesar de las palabras extrañas que podemos encontrar, es sencilla y directa, pero muy cuidada. Es una prosa más efectiva que detallista, pero que consigue situarnos en las escenas que describe y realiza unos diálogos que definen personajes y fluyen con normalidad. Es una prosa cruda y dura cuando toca serlo, y algo más delicada cuando la situación lo requiere.

La historia en sí, no está centrada en esa chica mecánica que da título al libro y que es un personaje más, sino que es más bien la historia del lugar donde pasa todo, de sus cambios sociopolíticos y los agentes que los provocan. Muestra un futuro en el que las modificaciones genéticas están a la orden del día y donde las grandes empresas han sabido manipular y aprovecharse de la situación creando plagas que afectan a cultivos y semillas que los resisten y de las que tienen exclusividad. Son las corporaciones las que manejan a los gobiernos, ya que manejan el sustento de la población. No es algo que suene muy lejano, y por eso es más fácil creerse la distopía y meterse en ella con el temor de que sea realidad en un futuro no muy lejano.

¿Lo recomiendo? Si has leído hasta aquí, tendrás claro que sí. Este libro ganó todos los premios posibles (Hugo, Nebula, Locus...) y no fue por casualidad. Si le das una oportunidad, y no te dejas vencer por las primeras páginas, algo más difíciles y pesadas, seguro que te atrapa y ya ni te suelta ni puedes soltarlo hasta ver la última página.

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