lunes, 16 de junio de 2014

La hija del espantapájaros, de María Gripe

Uno iba a la escuela y basta. Y a eso no se le podía llamar trabajo. Los demás jugaban, pero ella no entendía sus juegos. Y jugaban en lugar de trabajar. El juego era un pobre sustituto del verdadero trabajo. Un pasatiempo de niños.


Portada del libro "La hija del espantapájaros", de María Gripe

Editorial: SM (colección El Barco de Vapor)

Fecha de publicación: 1987

Nº páginas: 224

ISBN: 9788434808195

Precio: 8,4€



SINOPSIS
Loella vive sola con su hermano en una cabaña en el campo. Su madre está de viaje por trabajo y la pequeña se apaña con la ayuda de algunos vecinos para sacar adelante la casa. Papá Pelerín es el espantapájaros que protege su vivienda. Un día llega una carte de su madre diciéndole que debe ir a vivir a la ciudad con una amiga suya que los cuidará.


AUTORA
María Gripe (1923-2007) fue una escritora sueca de literatura infantil y juvenil. Destaca por atreverse a tratar temas delicados (alcoholismo, soledad, desempleo, cárcel, soledad) en sus novelas, dirigidas a un público juvenil. Algunas de sus numerosas historias son La hija del espantapájaros (1963), Los hijos del vidriero (1964) y Los escarabajos vuelan al atardecer (1983).


TRAS LA LECTURA
Quise leer La hija del espantapájaros, porque se me metió en la cabeza que había visto en internet que era el libro más vendido de la colección El Barco de Vapor, aunque después de leerlo descubrí que no, que es otro (Fray Perico y su borrico).

La protagonista es Loella, una niña que vive en el bosque con sus dos hermanos gemelos y que está la mayor parte del tiempo sola, pues su madre se marcha a trabajar al extranjero durante largas jornadas. Esto hace que Loella tenga un carácter fuerte, ya que debe hacerse cargo de todo ella misma.
Las sensaciones que vamos teniendo conforme leemos cambian. Primero creemos que los niños están solos, y sentimos mucha pena. Luego conocemos a la gran Loella y su fuerza interior, y nos quedamos algo más tranquilos, para después sentir de nuevo lástima por los niños al comprobar que tienen que ser ayudados por algunos vecinos del pueblo para salir adelante. Las sensaciones siguen conforme avanza la historia. No es un libro que deje indiferente ni mucho menos. Consigue llegar y hacernos sentir.

El paso de Loella del campo a la ciudad es gracioso al principio y nos hace sonreír el ver cómo descubre poco a poco cosas totalmente nuevas para ella. No lo hace de una forma inocente y simplona, sino que Loella, fiel a su carácter, nos da su opinión sobre lo que descubre y lo acepta o lo rechaza aplicando su lógica de chica de campo.

Si la chica fuese de un carácter menos determinado, se habría parado a llorar mucho durante el libro, que no deja de tener un halo de tristeza de fondo, pero su forma de ser hace que afronte las cosas de otra manera y, cuando hecha de menos a su padre, ella inventa mil historias y se llena la cabeza de ilusiones recreando el momento en el que lo conocerá. Esta parte del libro nos recuerda que, aunque a veces no lo parezca, Loella sigue siendo una niña.

Sin embargo, quizás algunas partes de su paso por la ciudad son un poco más aburridas. Para mí, lo que más me ha gustado ha sido el principio y el final. Descubrir al gran personaje que es la niña y su extraña relación con el espantapájaros al que llama Papá Pelerín y, el final, cuando vuelve de nuevo al bosque (y no contaré mucho más).

La forma de contar las cosas de la escritora es muy bonita. Es sensorial, casi se pueden visualizar, oler y escuchar las escenas que describe. Usa palabras bonitas pero, no obstante, es un vocabulario que los niños pueden entender. Los capítulos son más o menos cortos y son de los de mostrarnos las cosas más que contarlas. Me refiero a que no dice que Loella estaba triste y se puso contenta, sino que nos mete en las situaciones que la ponen así, por ejemplo.

Lo que transmite este libro es que, pese a las adversidades, se puede luchar y salir adelante, que pese a las diferencias, se pueden encontrar elementos en común con los demás para, si no trazar una amistad profunda, si ser amables, además de que debemos de creer en lo que queremos y no perder la esperanza.

¿Lo recomiendo? Sí. A mí me ha gustado leerlo y creo que le gustaría a cualquier niño. Loella se hace querer enseguida y, además, su personalidad atrae al lector.

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