lunes, 26 de agosto de 2013

La chica de al lado, de Jack Ketchum

Quiero decir, que hay veces en las que lo que ves es dolor. Dolor en su forma más cruel y pura. Sin que las drogas, o el sueño, o el shock, o el coma te lo suavicen. Lo ves y lo tomas. Y entonces es tuyo.


Título del libro "La chica de al lado", de Jack Ketchum

Editorial: La Factoría de Ideas

Fecha de publicación: 2006

Páginas: 320

ISBN: 9788498002430

Precio: 18€ 



AUTOR
Jack Ketchum es un escritor estadounidense, nacido en 1964. Ha sido profesor de inglés y publicista. Su primera novela editada, Off Season, tuvo cierta polémica por su contenido explícito y brutal. Lleva escritas más de doce novelas en las cuales refleja su estilo directo e impactante. 
Ha conseguido el premio Bram Stoker en cuatro ocasiones, siendo nominado en otras dos.



SINOPSIS
En los Estados Unidos de los 50, en un pequeño pueblo, hay una calle, un barrio donde viven un poco más apartados, cercanos a un bosque, y donde todos los chicos se conocen unos a otros.
Meg y su hermana Susan son dos chicas nuevas que, tras quedar huérfanas, se trasladan a vivir con su tía Ruth, a la casa de al lado de David. El chico enseguida se siente atraído por Meg.
Décadas más tarde, David cuenta lo que nunca imaginó que podría vivir allí. Cómo Ruth retuvo allí a ambas niñas que quedaron a su cuidado y cómo el barrio permitió que la locura de Ruth fuera a más sin hacer mucho, incluso hasta contagiándose de ella.



TRAS LA LECTURA
Encaro esta reseña pensando ya en la pregunta que a veces hago al final de si lo recomendaría o no, y no tengo clara la respuesta. No es este un libro normal. Es bueno, en el sentido de que es imposible negar que consigue transmitir, que te involucra, que mete al lector de lleno en la acción y le hace sentir algo hacia la historia y hacia los personajes. Pero a la vez, no puedo decir que me haya gustado leerlo. Es decir, no ha sido nada agradable.

El autor ha tenido el gran acierto de contarlo todo en primera persona, desde la primera persona de un niño preadolescente, con el que podemos identificarnos, y tener el horrible pensamiento y presentimiento, de si a esa edad, en igualdad de condiciones con este protagonista, no habríamos reaccionado igual. Si no nos habríamos dejado llevar hasta, en un momento dado, darnos cuenta de que todo ha ido demasiado lejos. Uno quiere pensar que no, que ni de coña, pero la duda está ahí. Vaya que si está...
Usando un lenguaje sencillo, Ketchum no se corta a la hora de narrar los hechos. Y como los hechos son los que son, y el lenguaje es claro y directo, cada frase te viene como un golpe, cada imagen que tu cabeza reconstruye te hiere quizás más que la anterior. Y cuando piensas que no puede ser, sí, puede ser y hay más.

Ya había leído terror antes, pero no me había impactado de esta forma. Estoy acostumbrado al terror paranormal, a ese que uno ve algo lejano, en el que las personas si son malas es porque las posee un espíritu o algo por el estilo, o como mucho hay un psicópata que causa estragos entre la población pero porque tiene algún trauma o algo no anda bien en su cabeza. Pero en esta historia el terror viene de asumir que el ser humano puede ser malo y, además, puede arrastrar a otros consigo. Que la maldad puede ser una condición natural, y que el espectáculo cruento puede despertar en nosotros no solo cierta repulsión, sino también ese morbo, esa atracción venenosa que nos hace, como al protagonista pensar "¿y qué más puede pasar? ¿hasta dónde puede estirarse la goma?".

Confieso algo que puede que haya hecho que me impacte más la historia. Iba por más de la mitad del libro cuando me decía "No puede ser". Y pensaba cómo podría habérsele ocurrido al autor, cómo podría haber creado algo así. Busqué información por internet sobre el libro y me dí el gran golpe. La manida frase de "La realidad supera la ficción" me golpeó con fuerza. Pues ahí estaba, "el libro está basado en un hecho real", y también estaba ahí la noticia, incluso fotos de algunos de los protagonistas. La crueldad ya no era parte de la ficción o de la mente de un escritor, ya era algo tangible, viviendo en el mismo mundo que yo. A partir de ese momento, quizás quedé impactado y la lectura del resto del libro se hizo más dolorosa, y las imágenes que había leído y que seguía leyendo me golpeaban con más fuerza. Con la fuerza de la realidad. Aún lo hacen.

Por lo tanto, y llegando a la pregunta final, ¿lo recomiendo? Tengo que repetirme. Como decía, no puedo negar que es un buen libro y que está tremendamente bien escrito. Pero tampoco puedo decir que haya sido agradable leerlo. Advertidos estáis.

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