martes, 7 de noviembre de 2017

El niño que quería ser un Goonie, de Víctor Blázquez

No había nadie allí, ni nada, y el reloj no marcaba las cuatro todavía. Quedaba mucha noche por delante y Yago no se sentía capaz de pensar en dormir, no quería arriesgarse.


Portada del libro "El niño que quería ser un Goonie", de Víctor Blázquez
Editorial: Kelonia

Fecha de publicación: 2016

Páginas: 270

Precio: 14,95€

ISBN: 978-84-946097-5-6




¿DE QUÉ VA?
Una madre acude a veranear junto con sus dos hijos al complejo hotelero El Nirvana. Allí, el hijo menor, Yago, conocerá a sus nuevos amigos y también a sus nuevos enemigos. Algo se esconde bajo la sonrisa perfecta de los empleados del lugar y Yago, empujado por el espíritu goonie piensa averiguarlo.


¿QUIÉN LO HA ESCRITO?
Víctor Blázquez es un joven escritor nacido en Sevilla. Algunas de sus obras son Orilla intranquila, No existen los monstruosPacto al filo de la medianoche y la trilogía El cuarto jinete.


¿QUÉ ME HA PARECIDO?
¿Un libro con la palabra "Goonie" en el título? Me parece un reclamo buenísimo. A menos que no conozcas la palabra y, por ende, la película a la que se refiere. En tal caso deberías verla.

El niño que quería ser un Goonie no va sobre Los Goonies, pero está lleno de guiños y desde las primeras páginas se nota el cariño del autor hacia la película. Es algo que le llega al lector y hace que se disfrute más de las aventuras que aquí se cuentan.

No tengo muy claro como catalogaría este libro. Podría ser terror ligero y podría ser aventuras. También tiene elementos de fantasía. Es una mezcla, es muy goonie y es, ante todo, una lectura que te va atrapando poco a poco.

Hay un punto, a partir de cuando Yago, el protagonista, pasa una noche sin dormir, que eso se contagia y (al menos yo) ya no puedes dormir mucho por las noches hasta terminar el libro. ¡Y a ver quién duerme justo tras leer lo que el chico ve al irse a la cama!

He disfrutado este libro cuando he seguido al grupo de amigos que van tras una aventura, lo he sufrido cuando la aventura se ha tornado más seria y corrían peligro, me he enganchado cuando se iban revelando cada vez nuevos datos y casi me cabreo con el autor cuando ha puesto alguna situación en la que me he dicho "de aquí es imposible que salgan, ¡cómo se puede tener tan mala leche con los pobres!".

La portada, un gran trabajo de Carolina Bensler, cobra aún más entidad una vez leído el libro, cuando entendemos todos sus elementos y podemos apreciarlos bien.

Me quedo también con algo que dice el autor al final, en los agradecimientos, y es que es muy raro vivir de escribir hoy día. Ojalá fuera posible y Víctor (y otros muchos con talento) pudieran dedicar más tiempo a ello, porque así tendríamos más historias que disfrutar. Ésta pidió sitio y los lectores tenemos la suerte de poder disfrutarla pero, ¿cuántas se quedarán en el camino por tener los creadores que dedicarse a otras formas de ganarse la vida?

Para terminar no puedo más que recomendar esta aventura y aplaudir que esté ambientada en nuestro país. Que, en parte, tengamos a nuestros propios goonies. Eso lo hace más cercano y ayuda a que te impliques más.

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