miércoles, 21 de octubre de 2015

Le llamé corbata, de Milena Michiko Flasar

Se dice que un maestro es inmortal. Incluso después de abandonar el cuerpo, sus enseñanzas continúan con vida en el corazón de sus alumnos.


Portada del libro "Le llamé corbata", de Milena Michiko Flasar
Editorial: Siruela

Fecha de publicación: 2015

Páginas: 128

ISBN: 978-84-16396-08-5

Precio: 14,16€ paper-book / 7,59€ ebook



SINOPSIS
Hiro es un veinteañero aislado de la sociedad. Un día se encuentra en un parque a un hombre de negocios y lo observa. Tras coincidir más días con él, finalmente comienzan una relación de amistad en la que uno y otro abrirán los secretos de su vida y se aportarán lo suficiente como para cambiar lo que no funciona en el otro.


AUTORA
(de la web de Amazon)
Milena Michiko Flasar nació en Sankt Pölten (Austria) en 1980. Ha estudiado Filología Alemana, Lenguas Romances y Literatura Comparada en Berlín. Es hija de madre japonesa y padre austriaco. Vive en Viena, donde enseña alemán como lengua extranjera. Le llamé Corbata es su tercera novela.


TRAS LA LECTURA
Me acerqué a este libro porque me pareció curiosa su historia: una inusual amistad entre un hombre de negocios y un hikikomori, un aislado social. ¿Cómo podían dos personas tan distintas comenzar una relación de confianza? El escenario, un banco de un parque, también era curioso. Otra cosa que me atrajo fue la portada con la ilustración tan prometedoramente japonesa que tiene. El apellido de la autora también prometía literatura asiática.

La relación entre los personajes, en efecto, no es usual. Cada uno tiene sus vivencias que lo llevan a ese lugar y en ese momento. No es casual, y a la vez sí que es una casualidad que ambos coincidan y comiencen a hablar. Cada uno de ellos podría haber ido a otro lugar, otro parque.
La relación la vemos desde la perspectiva del hikikomori, que es el narrador que nos lleva de la mano. Su visión es detallista y está influenciada por su condición de marginado social y aislado, que le han hecho fijarse en los detalles, analizar a la gente en la distancia, pensar en por qué y cómo hacen los movimientos que ejecutan. Es una atención a la sutileza y la cotidianidad que recuerda, cómo no, a la literatura japonesa. El hikikomori al principio no cae muy bien, tendemos a catalogarlo como un "ni-ni" holgazán que vive al amparo de una familia que lo aguanta como parásito. Conforme el libro avanza y conocemos su historia, la visión sobre él cambia. En cuanto al hombre de negocios, sentimos curiosidad y pena por él en cuanto conocemos su situación para, conforme nos cuenta más, ver que no es tan inocente como parecía.
Y la verdad es que ninguno de los dos es ni inocente ni culpable al completo. Ambos tienen algo de las dos cosas, al igual que la tenemos todos.
Hay otros personajes, pero son secundarios, que aparecen no como actores directos, sino más bien como gente sobre la que el chico o el hombre hablan contándose alguna anécdota. A pesar de ello, también dejan su impronta en la historia.

La forma de escribir es bonita a pesar de lo que se cuenta. Creo que ser capaz de desarrollar una historia entre sólo dos personajes y en un escenario tan reducido requiere de talento. Hacerlo, además, con una prosa tan cuidada y detallista es tener maestría. El libro te habla, he sentido algo de ambos personajes en mi, de su forma de pensar y de sentir. No es que me identifique con ellos, pero sí con parte de lo que muestran.

Los temas que tratan, aparte de la amistad, de la ilusión y esperanza de que en cualquier lugar puede haber una segunda oportunidad, son también el crecimiento de la persona, el paso de la niñez a la adolescencia, de la etapa adulta a la madurez, el final de unas etapas que se escapan sin que apenas podemos retenerlas entre los dedos y el comienzo inminente de otras que llegan sin que queramos ni estemos preparados. A pesar de haber esperanza, casi todo se trata desde un velo gris, como los personajes, que no son luchadores, no son fuertes, al menos en el momento en que se encuentran. Y es curioso ver cómo dos personas así pueden aportarse el uno al otro. El tema principal, no obstante, o al menos el mensaje que más me ha llegado a mi, es el de la importancia tanto de nuestros actos como de la omisión de ellos. No sólo vale lo que hacemos, sino también lo que no hacemos.

¿Recomendable? Totalmente. Es un libro con un aire melancólico que muestra la grandeza de las relaciones interpersonales, de los prejuicios y del vivir conforme a nuestras convicciones o arrepentirse de no hacerlo. Todo con una prosa minimalista y sencilla en su forma pero grande en su fondo. Merece mucho darle una oportunidad.

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