miércoles, 10 de junio de 2015

No tocar, de VVAA

La voz del teniente era poderosa como un martillo golpeando un yunque. Los dos asaltantes perdieron la concentración por un instante. Lo suficiente como para contemplar la extraña estatuilla en todo su esplendor.


Portada del libro "No tocar", de Varios Autores

Editorial: Saco de Huesos

Fecha de publicación: 12/2008  

Páginas: 268

Precio: 14€ 

¿Dónde conseguirlo? En la web de la editorial y en Amazon




TRAS LA LECTURA
No tocar es una antología temática en la que el protagonismo lo tienen los objetos malditos. Algunos extravagantes, otros de aspecto normal, pero todos ellos con alguna característica que los hace atractivos y a la vez peligrosos. El resultado de la antología son catorce relatos que hacen al lector inquietarse y mirar de reojo a sus objetos cotidianos.

Cuando el destino nos alcance (José Ignacio Becerril Polo) cuenta las varias historias que componen la leyenda del objeto maldito. Cada una de esas historias funcionan bien por separado y conforman un buen relato en conjunto. El final echa un buen cierre y deja al lector pensando tras terminar el relato.

Perdedor (José Francisco Solís) narra una historia de codicia y fortuna. De personas que quieren cambiar su destino y ven en el objeto su oportunidad para ello. Sin embargo, ¿es la suerte algo con lo que se nace, algo inamovible? La lectura del relato te deja reflexionando sobre ello.

Sin salirse de la raya (José Manuel Fernández Aguilera) pone como protagonista a una niña bastante inquietante. Perfila una situación familiar un poco delicada, para meter entonces el elemento maldito y llevar las cosas un punto más allá, elevar la apuesta un poco más con cada escena. La figura de la niña protagonista crece conforme el relato avanza hasta tener una entidad al final, que hace que agradezcamos el final. Muy buen relato que consigue tensar al lector.

Podrá meter sus sueños dentro (Diana Muñiz) es un relato muy corto pero también muy disfrutable. El personaje principal queda perfectamente dibujado y la forma en que crece su obsesión acompaña al lector a lo largo de las páginas hasta un final adecuado. Aparte del objeto maldito en sí, el incluir la canción que aparece repetidas veces, me ha parecido todo un acierto.

Te daría mi alma (Virginia Pérez de la Puente) tiene la habilidad de reflejar bien la interacción entre un grupo de amigos. Es un relato que mantiene la tensión y el misterio hasta el final, en el que pega el golpe de gracia y resuelve todo en pocas líneas dejando un buen sabor de boca.

Y la puta hizo sonar la flauta... por casualidad (Carolina Pastor Jordá) nos mete de lleno en la Venecia del s. XIV. El objeto maldito hace pronto su aparición en una escena muy inquietante que deja el terreno abonado para que el lector lea las siguientes páginas con curiosidad. Aunque el final no es de los que más me ha gustado, en conjunto resulta un buen relato.

La brújula (José María Pérez Hernández) al estilo detectivesco, seguimos a una pareja de periodistas en sus andanzas, tratando de descubrir con ellos qué misterio encierra esa brújula misteriosa. Se mantiene la tensión a lo largo de los capítulos y el final, si bien deja sin explicación algunas cosas, es ingenioso y sorprende al lector.

Percha burlona (Roberto Malo) es un relato muy breve y, en mi opinión, el más flojo del conjunto. Muestra un hecho extraño con un objeto maldito, que despierta el interés del lector, pero se queda ahí, con un final algo precipitado y sin ir más allá.

La llamada del mal (Luis Ager Alcaraz) nos sumerge en un monasterio entre las montañas en el que la soledad del protagonista, a pesar de estar conviviendo en una comunidad religiosa, se hace palpable. Aunque el secreto se prevee, el final es correcto y el resultado queda bien en conjunto.

El secreto del abuelo (Carlos L. Hernando) cuenta una historia familiar llena de secretos. Los personajes van descubriendo sus matices a lo largo del relato. La ambientación está conseguida. En definitiva, un relato muy bien escrito que se disfruta bastante, aunque el final quizás se alarga un pelín más de lo que me hubiera gustado.

En otra vida (Sergio Macías) es un relato duro. La escena que cuenta es la excusa para darnos a conocer a su protagonista, que ha vivido lo peor del ser humano y ha encontrado algo de redención en el objeto maldito. Y es que no siempre el objeto tuerce la vida de quien se lo encuentra.

El hedonista (Fernando Lafuente Clavero) muestra cómo un golpe de suerte puede llegar a convertirse en uno de mala suerte. Original en su propuesta, quizás se alarga demasiado en el desarrollo hasta llegar a un buen final, que cierra el círculo de la historia.

Ángel oscuro (Ana Morán Infiesta) entra en el mundo del arte y la mitología con su objeto maldito. El relato fluye a través de los sueños de su protagonista y, afortunadamente, no cae en el tópico de deshacerse del mismo al final y por ello logra sorprender al lector.

Quiero ser (Juan José Hidalgo Díaz) es un relato intimista en el cual, el objeto maldito es total protagonista en una narración en primera persona en la que nos descubrirá su historia y reflexionará sobre la personificación de las cosas y la cosificación de las personas. Bien escrito, consigue crear empatía con el objeto y compartir algunos de sus pensamientos.


En conjunto resulta una antología de buen nivel, en la que podemos disfrutar de relatos muy diversos en estilos pero que nos dejan un buen sabor de boca. Para algunos de los autores fueron sus primeros pasos en una publicación, y seguro que, si quieren, no serán los últimos. Otros ya están confirmando las buenas mimbres que mostraron en esta antología.

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